Las consecuencias del terremoto que ha supuesto la pandemia del Covid-19, en todos los ámbitos de la vida, sanitario, social y económicamente hablando, no le son ajenos obviamente al e-commerce y nos están poniendo a prueba a todos y al tejido económico en su integridad.
Cambios en los hábitos de compra online
Los hábitos de compra han virado como era previsible, desplazándose del textil a productos de primera necesidad, alimentación e higiene/parafarmacia básicamente y productos culturales y de entretenimiento.
En el caso de los artículos sanitarios sin receta, ya desde finales de febrero se venía observando un repunte de sus ventas, pero el ascenso es exponencial en marzo y, sobre todo, a partir de mediados de mes tras la declaración del Estado de Alarma (sábado 14 de marzo), multiplicándose varias veces la media diaria de pedidos y entregas de esta categoría que venía observándose hasta entonces.
Algo parejo ocurre con la alimentación, cuya reacción ha sido algo más lenta, pero que ha terminado por convertirse en una de las categorías estrella de la compra on line.
Los escasos restaurantes que siguen abiertos para entregas de delivery (Glovo, Deliveroo, Uber, …) parecen haber encontrado también en este canal un modo de supervivencia o “respiración asistida”. En China, donde lo peor parece haber ya pasado y empiezan a anunciarse medidas de relajación de las medidas, se tienen ya datos concretos de lo que el COVID-19 ha supuesto en este apartado, en un momento de cierre de restaurantes y medidas obligatorias de autoaislamiento.
Por último, también el sector de juguetes, videojuegos y entretenimiento (música, plataformas on line en streaming de cine-musica, libros electrónicos, …) han experimentado un importante ascenso, lo que no viene a ser más que un reflejo indicador de las necesidades de evasión de los hogares españoles en estas semanas, facilitado además en este caso por la intangibilidad e inmediatez de estas compras.
No obstante lo antedicho, así como los pedidos on line se habían disparado ya desde finales de febrero (según datos de la consultora Kantar, un 138% ya en la semana del 24 de febrero al 1 de marzo con respecto a la media de meses anteriores), la avalancha de compras ha supuesto una prueba de resistencia de fuego para la venta on line y ha demostrado también la incapacidad del Sistema para absorber toda esta demanda en estas especiales circunstancias.
Por ejemplo, las grandes cadenas de alimentación han pasado bien a congelar momentáneamente sus supermercados on line en ciertas demarcaciones (como Mercadona, en Madrid fundamentalmente), bien a restringirla únicamente para colectivos necesitados (personas mayores, de movilidad reducida, …, como ha hecho Carrefour) o advertir de las dilaciones de los periodos de entrega, aún reforzándose todos con mayor personal de preparación y reparto, como ha hecho DIA o El Corte Inglés, incorporando temporalmente este último a personal de todos los departamentos al área de alimentación.
Consecuencias del coronavirus en Amazon
El propio gigante del sector, Amazon, ante el aumento de las compras por Internet, y el desabastecimiento sufrido en productos alimenticios, productos para el hogar y productos sanitarios, ha decidido desde el pasado 17 de marzo (en principio hasta el 5 de abril) en dar prioridad a sus centros logísticos a la recepción, el reabastecimiento y el envío de productos de primera necesidad (como alimentos, productos para el hogar, suministros sanitarios y otros productos de gran demanda), a fin de hacerlos llegar a los clientes lo más rápido posible, desactivando temporalmente la creación de envíos para el resto de productos. Y en Francia e Italia ha ido más allá y acaba de anunciar la paralización total de envíos de productos no esenciales. Otro efecto colateral de la coyuntura.
Por lo que respecta a una de las estrellas otrora del comercio electrónico, como es el sector textil, desconocemos todavía los efectos concretos y reales de la pandemia. Es previsible que en aquellas compañías bien posicionadas en el digital, como puede ser Inditex, el necesario cierre de sus tiendas físicas haya potenciando aún más el canal on line, que ya llevaba tiempo arañando cuota, si bien es pronto para asegurarlo.
En conclusión...
No creemos que existan ganadores reales cuantitativamente hablando de esta crisis socio-sanitaria. Porque se podría pensar que en una coyuntura así, todos encerrados en nuestra habitación y a golpe de click, el comercio electrónico ganaría la partida. Pero no es menos cierto también que con la preocupación e incertidumbre laboral y de nuestra salud, las decisiones de compra se aplazan, aún en aquellos casos con renta disponible.
Pero de lo sí estamos seguros es que muchos de los que aún no estaban acostumbrados al comercio online sí han encontrado un momento propicio para iniciarse o indagar sobre el mismo y ser más conscientes de su conveniencia o necesidad ante un futuro cada vez más incierto y deslocalizado.
César Fernández Fanego
Amvos Digital