“En la dictadura del consumidor, el oligopolio que estas empresas han implantado en nuestras vidas les hace objetivo claro del regulador, que no ha conocido precedentes de compañías tan globalizadas. Además, lo grave de esta situación es que la evolución de estas empresas es competir en todos los terrenos (publicidad, ecommerce, servicios a empresas, telecomunicaciones, entretenimiento, domótica, banca, seguros…), una situación favorecida no solo por el hecho de ser las empresas con el mayor número de usuarios, sino con el mayor número de clientes de empresas”, reflexiona Aparicio.